La nueva versión de Cenicienta llega a la pantalla grande para contarnos una vez más aquella historia dulce que todos sabemos muy bien, el cuento que escribió el francés Charles Perrault y que Disney llevaría al cine en la década de los cincuenta regresa con su magia ahora con personajes de carne y hueso.
Sin giros en la historia, ni cambios en la trama como ocurrió en Maleficent, pues el director Kenneth Branagh decidió retomar la clásica historia de Cenicienta con su dulzura y encanto, su fantasía con la llegada de el hada madrina y el amor del príncipe.
Para darle vida a la magia de Cenicienta fue muy importante el vestuario de los personajes. La tres veces galardonada por los Óscar, la diseñadora británica Sandy Powell (El aviador) (Shakespeare enamorado) (La reina Victoria) con la ayuda de la marca Swarovski, fue la elegida para recrear los vestuarios de los emblemáticos personajes del cuento de hadas, , para su proceso creativo se inspiró en las influencias del siglo XVIII y lo fusionó con el estilo de los cincuenta.
La alta costura se hizo presente hasta en los vestuarios de las malvadas de la historia: las hermanastras y la malvada madrastra Lady Tremaine interpretada por la también ganadora del Óscar Cate Blanchett utilizó diseños con toques barrocos, muy exagerados, sombreros y telas estampadas.
Blanchett luce un vestido vaporoso, con tonos duros: negro, verde, y amarillo que le dan el toque elegante y opulento de la mujer que desprecia y le hace la vida terrible a Cenicienta, en las hermanastras podemos observar un aspecto uniformado colores más suaves como amarillo y rosa con estampados de flores inspirado totalmente en los diseños de los cincuenta que son ceñidos a la cintura y van acompañado de guantes que hacen un conjunto sofisticado.
El vestido que porta El hada madrina es ampón en tono tornasol, con un escote muy discreto y las mangas ceñidas en la parte superior y sueltas desde la muñeca en forma de campana, este atuendo me recuerda mucho el grand habit de cour que diseñaba Rose Bertin a la reina María Antonieta.
Swarovski concedió 1.7 millones de cristales para vestuario , accesorios, maquillaje y pelucas que engalanan ésta cinta ,es más para diseñar el vestido azul del baile de Cenicienta, la firma abrió sus puertas al archivo de joyería para darle un toque más sofisticado, vintage y glamoroso. Aproximadamente 85.000 cristales de Swarovski acompañan el hermoso vestido de Cenicienta.
El vestido azul está basado en el clásico vestido que porta Cenicienta, Sandy Powell retomó un concepto muy femenino y sutil, el color azul muy claro que está compuesto por ocho faldas con cola , adornado con cristales que le impregnan el brillo y la magnificencia, ceñido a la cintura con un corsé muy ajustado, y el escote decorado con mariposas doradas y azules que fueron pintadas a mano.
Los modistos se tomaron un mes para coser y cortar el vestido de Cenicienta.
Una parte elemental del outfit de Cenicienta es el zapato de cristal, pues sin dicho accesorio la historia no sería igual.
Se le pidió a varios diseñadores internacionales que rediseñaran la zapatilla de la princesa, algunos de ellos son : Paul Andrew, Alexandre Birman, René Caovilla, Jimmy Choo, Salvatore Ferragamo, Nicholas Kirkwood, Charlotte Olympia, Jerome C. Rousseau, y Stuart Weitzman, quienes crearon varias versiones del zapato de Cenicienta.








Y por último Jimmy Choo, que esta decorado con piezas de swarowsky, revestido con cristal azul de aurora boreal y con un tacón de 15 cm. ¡Está increíble!
Todos son realmente espectaculares y hermosos, pero al mala noticia es que no estarán a la venta en todas partes del mundo, sólo en boutiques selectas de algunas ciudades como Nueva York, Beverly Hills, París, Londrés, Milán, Moscú, Tokio y Dubai.
¿Cuál de todos es su favorito?
El zapato elegido fue el de Jimmy Choo, que esta decorado con piezas de swarowsky, revestido con cristal azul de aurora boreal y con un tacón de 15 cm. ¡Está increíble!
Todos son realmente espectaculares y hermosos, pero al mala noticia es que no estarán a la venta en todas partes del mundo, sólo en boutiques selectas de algunas ciudades como Nueva York, Beverly Hills, París, Londrés, Milán, Moscú, Tokio y Dubai.
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