Adiós, Lulú. Sé buena, y no crezcas.

Para muchos el personaje de Lulú es difícil de comprender, su deseo por explorar la sexualidad a través de las fantasías fuera de lo común y su amor eterno por Pablo, quien también disfruta la necesidad desaforada de explorar el gozo y el dolor a través del cuerpo.
María Luisa Ruiz Poveda es su nombre real, Lulú su apodo infantil y Marisa cuando es adulta, deja ver los fragmentos de su vida que se construyen a partir del deseo sexual siempre nuevo e inocente. Lulú y su curiosidad infantil por despertar las sensaciones de su cuerpo, disfruta de la masturbación en su primera experiencia toma una flauta y la introduce en su vagina, esa anécdota la cuenta a Pablo quien se deleita con los detalles de esa ingenuidad que lo seduce desde tiempo atrás.
Pero ¿Qué siente Lulú? Ella vive, descubre, tiene miedo, tiene ganas y siempre cede al deseo de Pablo, hasta que el deseo se vuelve propio, goza y sufre con el salvajismo de sus encuentros violentos sin embargo dentro de ese dolor encuentra el placer, Lulú nos lleva a un viaje de dolor al placer y del placer al dolor.
Lo que me gusta de este personaje es que fuera de lo común y nos adentra a una mujer que transgrede el prejuicio de una moralidad en una sociedad conservadora, para darle el protagonismo a una parte inherente al ser humano: El deseo.
Almudena Grandes al escribir Las Edades de Lulú, una novela erótica, muestra a través de los recuerdos de María Luisa (Lulú), personaje principal, una historia de afectos, deseos, inocencia, descubrimiento y sexualidad ,que van desde la adolescente de 15 años,Lulú, quien está enamorada de Pablo un joven de veintitantos mayor que ella, con quien tiene su primer encuentro sexual que los unirá irremediablemente por un camino de amor y sexo que la llevará a precipitarse en su edad adulta por las pasiones inexploradas y peligrosas.
Lulú ama a Pablo desde su niñez, su primer encuentro la marca de por vida con la idea de perpetuar esa inocencia que tropieza con su deseo inocente de gozar, no hay prejuicios para Lulú, pero su necesidad de eternizar a esa niña, la lleva a tomar el rumbo de una sexualidad vertiginosa en la que cualquier fantasía sexual tiene cabida para la eterna adolescente que necesita descubrir lo desconocido, ser pervertida como si fuese el primer encuentro con Pablo.
Marisa como la llaman en su etapa adulta no es mujer común y corriente, su naturaleza es compleja y deja entreabierta la carencia del afecto familiar, su poca participación en el rol de madre de la pequeña Inés, también hija de Pablo.
Lulú busca nuevas experiencias para satisfacer ese deseo inagotable, probando con tríos, relaciones incestuosas, orgías y sexo sadomasoquista, pero su amor por Pablo siempre estará latente en cada encuentro, el encanto de Lulú reside en que no hay perversión en su búsqueda de placer.
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