En tiempos ancestrales no existía un culto a la estética femenina como hoy en día se exalta la belleza como una cualidad importante a la que todos somos capaces de aspirar, el hombre de la prehistoria sin medios de comunicación, ni ropa de marca, ni revistas de moda o restaurantes donde elegir si podía comer una pasta o una rica ensalada baja en calorías, enfocó su atención en elementos más primitivos como la supervivencia y la asombrosa capacidad de la mujer para dar vida.
La maternidad ha sido relacionada desde épocas ancestrales como un don puramente femenino, es precisamente la gravidez de la mujer la que la ha empoderado, pero al mismo tiempo le resta libertad, porque durante siglos la mantuvo lejos del trabajo y la independencia, sin embargo no siempre fue así, pues en algunos periodos de la prehistoria era la mujer considerada una especie de Diosa Madre dadora de vida en todos los sentidos pues la arqueóloga Marija Gimbutas sostiene la teoría de que existió una cultura matriarcal en la que la mujer además de ser madre, se dedicaba a la agricultura y a la recolección de frutos y poseía conocimientos de plantas curativas y afrodisíacas.
El conocimiento que existe sobre la mujer en la Prehistoria surge del legado artístico de las primeras esculturas o pinturas rupestres que han sido recuperadas por distintos arqueólogos y han permitido analizar cómo se veía a la mujer en dicho periodo.
Las primeras representaciones humanas se encuentran en el Paleolítico Superior, que es considerado el tercer y último periodo en que está dividido el Paleolítico o Edad de Piedra, dichas figuras se pueden fechar aproximadamente 30.000 A. C, las primeras figurillas femeninas aparecen con una características muy precisas: cuerpo obeso, senos prominentes, barriga abultada, trasero enorme.
Las representaciones de animales eran más comunes que las humanas, pero existe evidencia de un culto sagrado a la fecundidad femenina incluso en el Paleolítico se crearon pinturas rupestres que reflejan los genitales femeninos.
La Venus de Willendorft (24.000-22.000 a. C) es una de las representaciones femeninas del paleolítico más conocidas, fue encontrada en Austria con tan solo 11 centímetros, de todas las venus se considera que presenta las formas más rechonchas y esféricas

Edouard Piette acuñó el término de “Venus esteatopígicas” para referirse a figuras como esta, en las que las nalgas son el elemento anatómico más destacado. Esta peculiaridad anatómica podría ser consecuencia de alguna enfermedad o una característica étnica, como en algunas mujeres hotentotes y bosquimanas del África Austral y del desierto del Kalahari. Característica de esta etnia es que las mujeres suelen acumular grasa en y alrededor de las nalgas. (Mayor Ferrándiz, Teresa, 2011, p 3).
Cabe mencionar que en los hallazgos encontrados en el Paleolítico se percibe poco interés en la cuestión del adorno, vestimenta o peinado sin embargo existen hallazgos que demuestran los inicios de una inclinación primitiva por decorar el cuerpo. Existe la diosa de Brassempouy (hacia 22.000 a. C.) una pequeña cabeza femenina hecha en marfil de mamut con cabello largo y lacio y tocado en forma de red, dicha representación tiene ojos, cejas y la Venus de Kostenki (23-21.000 años) perteneciente al Paleolítico Superior, que representa una mujer con vientre prominente e igual que las anteriores pechos y trasero prominente con la particularidad de portar un collar de cuentas y dos brazaletes en los codos.


A ciencia cierta no se sabe si las venus esteatopígicas representaban símbolos religiosos o ideológicos, lo que se sabe es que exaltan el poder de fertilidad de la mujer, también se ha llegado a pensar que representan una divinidad del tipo Diosa Madre, y al mismo tiempo se considera extraño el hecho que en una época en que un alto índice de natalidad suponía un peligro para la supervivencia de los grupos humanos.
El final del Paleolítico coincide con el retroceso de los hielos de la última glaciación, hacia el año 10.000, los hielos se retiran hacia los polos y comienza la época llamada post-paleolítica y posteriormente el Neolítico la segunda gran etapa de la Prehistoria por lo cual para el Neolítico ya había desaparecido la Gran Caza al igual que los grandes mamíferos, como el mamut. En el caso de las mujeres que en inicios del Paleolítico se dedicaban a la recolección de frutos, ahora comenzaban a distinguir los vegetales comestibles y con propiedades curativas o poderes afrodisiacos o embriagadores, además se iniciaron en campo agrícola cultivando la tierra y elaborando cerámica para guardas los cereales recolectados. Las mujeres tenían papel principal en la Agricultura, siendo realmente dadoras de vida y alimento.
Algunos expertos que se dedicaron a investigar y analizar las sociedades Paleolíticas y Neolíticas concluyeron que existió un cultura matriarcal que con los años se fue convirtiendo en patriarcal, una de las autoras y arqueólogas que defendieron ese postulado fue Marija Gimbutas, quien reconocía un lenguaje simbólico en las representaciones femeninas en las que encontraba la relación Diosa Madre como divinidad y un importante símbolo ideológico.



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